"Guerre Froide" nos muestra la Iglesia Sainte-Bernadette de Nevers, sublime demostración de las innovaciones arquitecturales del siglo XX. Sainte-Bernadette (1966) es la primera construcción del Grupo "Architecture Principe", fundado por Claude Parent, arquitecto y Paul Virilio, urbanista y ensayista. Referencia al búnker como refugio protector, la Iglesia Sainte-Bernadette es testigo de un siglo que ha acumulado los dramas y las guerras más trágicas de la historia.
Apenas veinte años nos separan de la Segunda Guerra Mundial. El búnker contiene el recuerdo vivo de las atrocidades pasadas. Estamos en plena Guerra Fría. El Refugio, es sobretodo un refugio atómico que algunas capitales comienzan a construir para salvar a sus poblaciones. La amenaza de una guerra nuclear se avecina...
En 1866, cien años antes, Bernadette Soubirous llega a Nevers, tiene 22 años y ha huido de la ciudad de Lourdes donde la Virgen se le apareció dieciocho veces. Cuando le preguntan acerca de Lourdes, Bernadette responde : "la cueva, es mi cielo sobre la tierra". La cueva, es la segunda referencia después del búnker. En oposición al exterior, el interior de la iglesia es un refugio, así como la religión. El ambiente es suave, tranquilo y seguro.
El edificio es la respuesta de Parent y Virilio sobre la cuestión del Fin del Hombre y tal vez, del Mundo. El arquitecto recuerda: "Cuando Paul Virilio y yo diseñamos la Iglesia Sainte-Bernadette en Nevers, sabíamos de manera inconsciente su carácter perturbador, pero estábamos lejos de imaginar la violencia que provocaría este edificio". La Iglesia fue amenazada de destrucción durante años.
En 2000, Sainte-Bernadette de Nevers fue clasificada como monumento histórico. Se une a las nueve iglesias clasificadas sobre los cuatro mil edificios del siglo XX de la lista del patrimonio histórico.
GUILLAUME CHAMAHIAN [ 1975 ]
Guillaume Chamahian es un fotógrafo francés de 36 años que vive en Marsella. Se interesa en particular en el "juego de la tragedia humana". La escatología, o sea el estudio de los hombres y el fin del mundo, es un tema recurrente en su obra. El artista insta al espectador a cuestionarse sobre el significado de un constante ir y venir de la humanidad, entre construcción y destrucción. Casas en decadencia, edificios abandonados, torres de hormigón en construcción mostrando dimensiones excesivas, son signos de imprudencia y de orgullo evidente.
Guillaume fotografía rastros, estigmas de lo absurdo de una confrontación : la de una naturaleza que recupera constantemente el poder sobre las frágiles intenciones del hombre; y la del hombre contra el hombre. En sus imágenes, el hombre creador / destructor ya no existe más. Estas fotografías de inquietantes atmósferas conllevan el valor de un inventario del mundo antes (o después) del caos.
